El masaje tailandés no es simplemente una técnica terapéutica; es una manifestación viva de una filosofía milenaria que conecta cuerpo, mente y energía. A medio camino entre la medicina tradicional, el yoga y la meditación, esta práctica se basa en la idea de que el cuerpo humano es atravesado por canales de energía, y que muchos de nuestros desequilibrios físicos y emocionales tienen su origen en bloqueos dentro de estos canales.
En este artículo nos adentraremos en los principios fundamentales del masaje tailandés y del llamado “yoga pasivo”, para entender si realmente este tipo de masaje puede equilibrar la energía del cuerpo. Te invitamos a explorar sus raíces culturales, filosóficas y terapéuticas con la mente abierta, sin necesidad de un enfoque comercial ni técnico, sino con curiosidad y respeto por una tradición que ha sido transmitida de generación en generación durante siglos.
Un poco de historia: el masaje tailandés y sus orígenes

Aunque el nombre sugiere que el masaje tailandés es originario de Tailandia, en realidad sus raíces se encuentran en una confluencia de culturas. Esta técnica tiene más de 2.500 años de antigüedad y fue desarrollada a partir de elementos de la medicina ayurvédica de la India, el yoga, la medicina tradicional china y las prácticas espirituales del budismo.
Una figura clave en la historia del masaje tailandés es Jivaka Kumar Bhaccha, un médico del norte de la India que fue contemporáneo de Buda y considerado el “padre de la medicina tradicional tailandesa”. A través de los monjes budistas, las enseñanzas de Jivaka llegaron a Tailandia, donde fueron evolucionando y adaptándose al contexto cultural local. Hoy en día, el masaje tailandés sigue siendo practicado en templos, hospitales y centros de bienestar por todo el país, especialmente en lugares como el Wat Pho de Bangkok, considerado el gran templo del masaje tradicional.
¿Qué es el masaje tailandés?
El masaje tailandés es una práctica corporal que combina estiramientos, presiones rítmicas, manipulaciones articulares y trabajo energético. A diferencia de los masajes occidentales, no se utilizan aceites ni se realiza sobre una camilla. Se practica en el suelo, sobre un futón o colchoneta, y el receptor permanece vestido con ropa cómoda y ligera.
Una de las características más distintivas es que el terapeuta utiliza no solo sus manos, sino también codos, rodillas, pies y peso corporal para aplicar presiones o facilitar los estiramientos. Esto da lugar a una experiencia que a menudo se describe como un “yoga hecho sobre ti”, de ahí que se le conozca también como yoga pasivo.
¿Qué significa eso de «equilibrar la energía»?

Uno de los pilares del masaje tailandés es la creencia en una red invisible de canales de energía que recorren todo el cuerpo. Estos canales, conocidos como Sen (similares en función a los meridianos de la medicina china), transportan una energía vital llamada “lom”. Cuando esta energía fluye libremente, el cuerpo está en equilibrio y la persona se siente bien. Pero si hay bloqueos, pueden aparecer dolores, tensiones, fatiga, insomnio o enfermedades.
El objetivo del masaje tailandés es, precisamente, liberar estos bloqueos y restaurar el flujo natural de la energía, mediante la presión en puntos específicos, la movilización de las articulaciones y los estiramientos que estimulan el sistema energético.
Es importante aclarar que este enfoque energético no siempre se comprende desde la óptica de la medicina científica occidental, pero forma parte de una cosmovisión holística que ha sido útil y efectiva para muchas personas durante siglos.
Principios del yoga pasivo
El masaje tailandés se apoya en muchos de los fundamentos del yoga, pero con una diferencia esencial: el receptor no necesita hacer ningún esfuerzo físico consciente. Es el terapeuta quien guía los movimientos, facilitando estiramientos profundos y posturas similares a las del yoga tradicional, pero sin que el paciente tenga que activarse.
Este enfoque pasivo tiene múltiples beneficios:
- Relajación profunda: Al no tener que hacer nada, el receptor puede relajarse completamente y dejarse llevar, lo que facilita la conexión con su cuerpo.
- Mejora de la flexibilidad: Los estiramientos asistidos permiten ampliar el rango de movimiento de forma segura y progresiva.
- Conciencia corporal: A través del contacto y la respiración, se favorece una mayor conexión con las sensaciones físicas.
- Liberación emocional: Al liberar tensiones acumuladas, es frecuente experimentar alivio emocional o claridad mental.
El yoga pasivo no pretende sustituir al yoga activo, sino complementarlo. De hecho, muchas personas que practican yoga encuentran en el masaje tailandés una herramienta excelente para mantener su flexibilidad y equilibrio energético.
¿Qué se siente durante una sesión?

Una sesión de masaje tailandés puede durar entre 60 y 120 minutos, y se adapta a las necesidades del receptor. Se trabaja desde los pies hasta la cabeza, respetando un ritmo pausado y fluido.
Algunas sensaciones comunes que experimentan quienes reciben este masaje son:
- Una mezcla entre estiramiento, presión y desbloqueo.
- Relajación intensa, a veces similar a la inducida por la meditación.
- Sensación de ligereza o expansión al finalizar.
- Mejora de la respiración y la circulación.
- Mayor conexión con uno mismo.
Aunque no se trata de un masaje suave en todos los casos (algunos puntos pueden ser intensos), la sensación general suele ser de liberación, bienestar y equilibrio.
Beneficios reconocidos del masaje tailandés
Más allá del enfoque energético, el masaje tailandés ofrece beneficios físicos y emocionales ampliamente reconocidos por profesionales de la salud y por quienes lo practican. Algunos de los más destacados son:
- Reducción del estrés y la ansiedad.
- Alivio de dolores musculares y articulares.
- Mejora de la postura corporal.
- Estimulación del sistema linfático y circulatorio.
- Mayor flexibilidad y movilidad.
- Mejor calidad del sueño.
- Sensación general de armonía y vitalidad.
Muchos de estos efectos pueden relacionarse con la liberación de tensiones musculares, la estimulación del sistema nervioso parasimpático y la conexión mente-cuerpo que se promueve durante la sesión.
¿Y qué dice la ciencia?

Aunque la ciencia occidental no se basa en los conceptos de energía vital o canales Sen, en los últimos años ha habido un creciente interés en estudiar los efectos del masaje tailandés desde una perspectiva médica y fisiológica.
Varios estudios han encontrado que el masaje tailandés puede:
- Reducir el cortisol (hormona del estrés).
- Mejorar la variabilidad del ritmo cardíaco (indicador de bienestar del sistema nervioso).
- Aliviar dolores musculoesqueléticos crónicos, como el dolor lumbar o cervical.
- Mejorar la calidad de vida en personas con enfermedades crónicas.
Esto sugiere que, más allá de creencias culturales, el masaje tailandés tiene efectos tangibles y positivos sobre el cuerpo y la mente.
¿A quién se recomienda?
El masaje tailandés puede ser beneficioso para personas de casi cualquier edad, aunque hay ciertas contraindicaciones o precauciones (como en casos de embarazo, lesiones agudas, problemas de circulación graves o cirugía reciente).
Es especialmente recomendable para personas que:
- Sienten tensión física o estrés.
- Pasan muchas horas sentadas o de pie.
- Practican deporte de forma regular.
- Buscan un tipo de masaje más dinámico y profundo.
- Desean explorar prácticas más holísticas y energéticas.
Como siempre, lo ideal es consultar con un profesional cualificado, comunicar tus necesidades y, si es necesario, pedir orientación médica antes de iniciar cualquier tratamiento.
Conclusión: ¿equilibra el masaje tailandés la energía del cuerpo?
Desde el punto de vista de la medicina tradicional tailandesa y el yoga pasivo, sí: el masaje tailandés equilibra la energía vital del cuerpo al liberar bloqueos y restaurar el flujo natural de “lom” a través de los canales Sen. Este equilibrio energético se manifiesta en una mejora general del estado físico, emocional y mental.
Desde un enfoque más occidental, aunque no se utilice el mismo lenguaje energético, los beneficios del masaje tailandés son palpables y medibles en muchos casos: relajación, alivio del dolor, mejora del bienestar, reducción del estrés y aumento de la movilidad corporal.
Quizás lo más valioso del masaje tailandés no sea tanto su explicación técnica, sino la experiencia personal que ofrece. Una experiencia de conexión profunda, de respeto hacia el cuerpo, de escucha interna y de descanso consciente.
En un mundo donde todo ocurre deprisa, regalarse una pausa como esta puede ser, en sí misma, una forma de equilibrio.